¿Pueden los cristianos servir en el gobierno?

POR: Dr. Donald T. Moore

La iglesia primitiva comenzó en un medio ambiente de persecución. Solo unos cuantos de esta primera generación de creyentes hubieran pensado de la posibilidad de participar en la administración de las ciudades y pueblos del imperio. De hecho, algunos de los lideres y padres aconsejaron a sus congregaciones a dirigirse separado del servicio público, tales como el gobierno y las armas militares y poder así evitar las tentaciones de la idolatría y al servicio a una autoridad pagana. Tales preocupaciones hoy día son válidas acerca del lugar de ser empleados del gobierno.1

No obstante, existen claros ejemplos en la Biblia de siervos de Dios ejerciendo roles en los gobiernos. Después de la interpretación del sueño del faraón, José se convirtió en el segundo en mando después del faraón en la administración del gobierno (Gn 41:39-41). Daniel y Sadrac, Misac y Abed-nego, sus compatriotas, fueron promocionados a las posiciones de autoridad en la corte del Nabucodonosor en Babilonia. Daniel mismo se convirtió en el gobernador de la provincia de Babilonia y el principal intendente sobre los sabios de Babilonio (Dan 2:48-49). Además, Nehemías sirvió en una posición de confianza al ser el copero del rey Artejerjes (Neh 1-2).

Aunque en el Nuevo Testamento los apóstoles no fueron nunca empleados de un gobierno, se ve en el Evangelio que tales individuos fueron ofrecidos, sin titubeo a tales individuos. Pedro y Juan fueron arrestados y compartieron el evangelio a los gobernadores y ancianos en Jerusalén. No amelaron ante esas autoridades sino se los dijo: “En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos” (Hch 4:12 DHH). Valientemente Pablo proclamó el evangelio a los reyes y los gobernadores. En Hechos 26, Pablo presenta su defensa ante el rey Agripa y comparte la razón por que ha viajado mucho en el imperio compartiendo a Jesús a la gente. Sus palabras tocan a la profundad del corazón de Agripa que comprende el deseo de Pablo. SE dice de ellos: “Agripa le contestó:—¿Piensas hacerme cristiano en tan poco tiempo? 29 Pablo dijo: —Que sea en poco tiempo o en mucho, quiera Dios que no solamente Su Majestad, sino también todos los que me están escuchando hoy, lleguen a ser como yo, aunque sin estas cadenas” (Hch 26:28-29 DHH).

Trabajar como siervo público es una vocación digna a la cual algunos creyentes están llamadas. Sin importar como trabajan en el gobierno como oficiales, mantenedores de la paz, servicios de primera respuesta o de emergencia u otros obreros públicos, sus roles son dignos de estima porque son para proveer una sociedad que funciona apropiadamente. Tiene un lugar único que cumplir en una de las instituciones que Dios ha ordenado.

Romanos 13 establece que Dios ha establecido autoridades y que dichas autoridades reciben un mandato para gobernar del Señor. Por lo tanto, aquellos que resisten la autoridad del gobierno también resisten la ordenanza de Dios. Como resultado, compañeros creyentes que funcionan en roles de la autoridad que gobierno sobre sus compañeros ciudadanos sirven como una extensión de la autoridad de Dios sobre la tierra. Cuando estos siervos de Dios cumplen sus responsabilidades como Dios quiere, entonces pueden encontrar conforte en el hecho que ellos son guardados en la paz— recompensando el buen y castigando el mal—tal como Dios diseño. Pablo nos da una ilustración especifico de nuestra relación con estas autoridades gobernantes cuando escribe: “porque los gobernantes no están para causar miedo a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Pues pórtate bien, y la autoridad te aprobará, porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si te portas mal, entonces sí debes tener miedo; porque no en vano la autoridad lleva la espada, ya que está al servicio de Dios para dar su merecido al que hace lo malo” (Ro 13:3-4 DHH).

Sorprendentemente Pablo escribió estas palabras a los creyentes en Roma que sufrieron bajo la persecución y corrupción del reinado de Nerón. Si aun un gobierno corrupto esta ordenado por Dios, entonces cuánto más podría un gobierno lleno de creyentes funciona para cumplir los propósitos de Dios. Esto añade peso al porque debemos animar a los creyentes fieles a cumplir estos roles de servicio público de manera que la administración de lo sociedad civil pueda servir con integridad y gracia.

Pensando en estas verdades reafírmanos la conclusión en Romanos 13:7: “Denle a cada uno lo que le corresponde. Al que deban pagar contribuciones, páguenle las contribuciones; al que deban pagar impuestos, páguenle los impuestos; al que deban respeto, respétenlo; al que deban estimación, estímenlo” (DHH). Es importante dar honor a aquellos que fielmente sirven en la vocación de servicio publico y sacrifican sus propios deseos y esperanzas para asegurar que nuestra sociedad funcione tal como Dios diseñó. □


1 A veces una adaptación y otras veces una traducción de Evan Lenow, “Render to all that is due them…honor to whom honor”, (Southwestern News, (Spring 2018), 64.